A veces pienso que los seres humanos no reconocemos lo mucho que Dios nos ama. Y ese amor es tan extenso que Dios nos brinda grandes libertades; libertades que tienen primordialmente por propósito que le amemos de una forma reciproca. Y dentro del amor de Dios y las libertades que Dios nos extiende, el Soberanos Creador nos brinda la libertad de escoger. Todos escogemos. Todos tomamos decisiones diariamente por nuestro propia voluntad. Y a todos Dios nos ha permitido el escoger uno de dos caminos: el camino del justo o el camino del malo.
Cuando contemplamos el Salmo 1 – el Salmo que nos introduce al libro de adoración, la Palabra nos dice que existen unos que eligen un camino que les lleva a bienaventuranza, a felicidad, gozo, y prosperidad. Estos bienaventurados son los que no andan en consejos de malos, si andan en caminos de pecadores, ni se sientan en lugares de encarecedores – aquellos burladores que juzgan indebidamente, y aquellos que se deleitan en la ley de Jehová y meditan en ella día y noche. A estos el Salmo promete darle aguas refrescantes, que así como a un árbol, lo mantiene nutrido. A estos el Salmo promete el sostenerlos para que nunca experimenten sequia que les marchite. A estos el Salmo promete el prosperarles en todos sus caminos. Que bendecidos son aquellos que se deleitan en la ley de Jehová y meditan constantemente en ella.
Sin embargo, el Salmo también da gran advertencia. Los malos, aquellos que hacen lo opuesto a los justos y caminan en pecado, serán aventados como la pajilla y serán encontrados culpables en el juicio final. Para estos, la congregación misma será el testigo principal del fiscal acusador. Y no hay forma que estos malos puedan escapar su debida paga: Jehová conoce el camino de los justos y a los perversos les permitirá perecer.
Este Salmo es una buena noticia si eres creyente. Porque como creyente tu caminar tiene que ser marcado por una vida que no peca y que se deleita en la ley de Jehová y medita en ella todo el tiempo. Si vives en la familia de Dios, a la cual se entra solamente por Jesús, el Pastor que guarda el redil, serás bienaventurado. Regocíjate. Adórale por tus libertades. Y disfrútate de la bendición de prosperar en el Señor. Medita en esto, día y noche.
Cuando contemplamos el Salmo 1 – el Salmo que nos introduce al libro de adoración, la Palabra nos dice que existen unos que eligen un camino que les lleva a bienaventuranza, a felicidad, gozo, y prosperidad. Estos bienaventurados son los que no andan en consejos de malos, si andan en caminos de pecadores, ni se sientan en lugares de encarecedores – aquellos burladores que juzgan indebidamente, y aquellos que se deleitan en la ley de Jehová y meditan en ella día y noche. A estos el Salmo promete darle aguas refrescantes, que así como a un árbol, lo mantiene nutrido. A estos el Salmo promete el sostenerlos para que nunca experimenten sequia que les marchite. A estos el Salmo promete el prosperarles en todos sus caminos. Que bendecidos son aquellos que se deleitan en la ley de Jehová y meditan constantemente en ella.
Sin embargo, el Salmo también da gran advertencia. Los malos, aquellos que hacen lo opuesto a los justos y caminan en pecado, serán aventados como la pajilla y serán encontrados culpables en el juicio final. Para estos, la congregación misma será el testigo principal del fiscal acusador. Y no hay forma que estos malos puedan escapar su debida paga: Jehová conoce el camino de los justos y a los perversos les permitirá perecer.
Este Salmo es una buena noticia si eres creyente. Porque como creyente tu caminar tiene que ser marcado por una vida que no peca y que se deleita en la ley de Jehová y medita en ella todo el tiempo. Si vives en la familia de Dios, a la cual se entra solamente por Jesús, el Pastor que guarda el redil, serás bienaventurado. Regocíjate. Adórale por tus libertades. Y disfrútate de la bendición de prosperar en el Señor. Medita en esto, día y noche.