IGLESIA BAUTISTA EL CALVARIO
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¿LE CREEMOS A DIOS?

9/29/2018

 
En el libro de Éxodo encontramos una dinámica interesante entre Jehová Dios y Moisés. Repetidamente, Jehová hace promesas y da garantías del éxito que Moisés tendría. Sin embargo, la contestación de Moises es el repetidamente no creerle a Jehová. Un ejemplo se encuentra en Éxodo 6. Ahí Jehová le dice a Moisés lo siguiente:

- Yo establecí mi pacto.
- Yo he oído.
- Yo os sacaré.
- Yo os libraré.
- Yo os meteré en la tierra.

Luego cuando Jehová da instrucciones a Moisés que fuese a hablar con Faraón para pedirle que dejare al pueblo salir de Egipto, Moisés respondió: ¿Como, pues, me escuchará Faro, siendo yo torpe de labios? (Éxodo 6:12)

Que interesante que Moisés se enfocara en su limitación, pero no descansara en lo que Dios había claramente prometido. ¿Hacemos nosotros lo mismo? ¿Ignoramos las promesas de Dios y nos enfocamos en nuestras limitaciones, nuestros problemas, retos, o dolor? Si Dios ha prometido, y su palabra no puede ser quebrantada, ¿porque no creemos?

Oremos, roguemos, para que no solamente creamos en Dios, sino para que le creamos a Dios. Medita en esto.



UNA PREOCUPACIÓN

9/3/2018

 
Bien temprano en la mañana sentí como si el Espíritu Santo me estuviese despertado y poniendo
una inquietud en mi Corazón, un peso de preocupación sobre mi alma.  Y las palabras de Jesús
en Mateo 5:43-44 permanecieron en mi mente todo el día.  Jesús dice en Mateo, “Oísteis que fue
dicho: Amarás a tu prójimo, y aborrecerás a tu enemigo. Pero yo os digo: Amad a vuestros
enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que
os ultrajan y os persiguen.” Para nosotros estas palabras son difíciles de obedecer. ¿Cómo
podemos amar a aquellos que nos hacen mal? ¿Cómo bendecir a aquellos que no nos bendicen?
A la verdad que este mandamiento de Jesús es uno que prueba si somos verdaderos discípulos.
Pero a final de cuentas, es importante que despertemos a la realidad que Jesús no nos da una
sugerencia, en un mandato divino.
 
Este mandamiento de Jesús es el que me provoca gran preocupación.  Y la preocupación no
surge del hecho que tengamos que amar a un enemigo. Después de todo, la gran mayoría de
nosotros evitamos el cruzar el camino de nuestros enemigos lo cual elimina toda posibilidad de
ser forzados a amarles.  Mi preocupación viene por nuestra inhabilidad de amar a aquellos con
quien Dios nos ha puesto y con quien Él espera compartamos nuestra fe y nuestra vida.  Y mi
preocupación se comprueba cuando vemos a tantos Cristianos que abandonan su iglesia, a donde
Dios los ha traído, porque alguien los mira de una forma no amigable o con desprecio. Tantos
que abandonan su iglesia porque la predica del pastor o su consejo o sus palabras le ofendieron y
le hicieron sentir “mal.”  Tantos que abandonan la familia donde Dios les trajo para criarles
porque la iglesia se siente fría.  He aquí el punto de mi preocupación: si no podemos amar a
aquellos redimidos por Cristo, por quien Cristo murió, quienes han sido lavados con su sangre, y
con quien estaremos adorando al Cordero del cielo por una eternidad, mucho menos podremos
llegar a amar a nuestro enemigo.  Y como resultado, viviremos en desobediencia y las
palabras de Cristo no permanecerán en nosotros ni nosotros en ella.  Esto seria una tragedia.
 
Lo interesante del caso es que Jesús sabia que nosotros naturalmente resistiríamos este llamado a
amar. Y no solo que resistiríamos el amar a nuestros enemigos, sino también a nuestros
hermanos y hermanas en la fe.  En el verso 46 de Mateo 5 Jesús añade, “Porque si amáis a los
que os aman, ¿Qué recompensa tendréis? ¿No hacen también lo mismo los publicanos?”   
Nuestra recompensa no viene de vivir un Cristianismo cómodo ni fácil, donde participamos de
una congregación perfecta o ideal. Nuestra recompensa viene de amar a aquellos a quien se hace
difícil el amar; de abrirle las manos a aquellos que reúsan abrir sus manos; y de estimar a los
demás como superiores a nosotros mismo (Fil 2:3).  Te has preguntado, ¿Sera que aquellos a
quien se nos hace difícil amar están ahí para que aprendamos a amar o para que le enseñemos a
amar?  ¿Aprenderemos o ejecutaremos la lección que Dios ha orquestado para nosotros? Mi
oración es que así como Cristo nos ha amado, a pesar de nuestras tantas faltas, nosotros nos
demos también a amar a aquellos que tienen faltas justo como las nuestras.  Romanos 12:10 dice,
“Amaos los unos a los otros con amor fraternal; en cuanto a honra, prefiriéndoos los unos a los
otros.”  Así sea.

YO SOY; NO TEMÁIS

6/17/2018

 
En Juan 6:16-21 el Apóstol narra la historia de Jesús caminando sobre las aguas.  Jesús había terminado un día largo donde no solo le predicó a mas de 5,000 hombres con sus mujeres y sus niños, pero que también les alimento; les dio pescado y pan hasta que todos fueron saciados.  ¡Que generosidad!
 
Mientras Jesús despedía la gran multitud, sus discípulos, obedientes a la dirección del Maestro, comienzan un naufragio hacia el otro lado del mar.  En su navegar experimentan tormenta, fuertes vientos, y altas olas que los atemorizan.  De repente, ellos ven a uno que camina sobre las aguas, llega a ellos y les dice: Yo Soy; no temáis. 
 
Meditando en esto, considero que en ese encuentro Jesús pudo haberles hablado de su gran poder.  Jesús pudo haberles hablado de su soberanía sobre toda la creación, incluyendo el viento y el mar.  Aun mas, Jesús pudo haber actuado sin decirles nada, o sin aun venir a ellos.  Después de todo, el es “quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder” (Heb 1:1).  Sin embargo, Jesús consideró necesario el venir a ellos y decirles: Yo Soy; no temáis. 
 
Con esta acción Jesús nos dice de una forma clara y sumamente convincente que los suyos, aquellos que obedeciendo su voz se encuentran en medio de la tormenta, no tienen porque temer.  Que aquellos, los que no sabiendo lo que pueda suceder por causa de su relación con Jesús y se lanzan a un naufragio por fe en él, serán cubiertos por su gracia, misericordia y amor.  Que aquellos que han puesto su confianza en Jesús, como los discípulos lo hicieron, están cubiertos por uno que es mayor que el viento, el mar, la tormenta, y todo lo que la vida pueda traer.  Por lo tanto, a estos, a los suyos, Jesús les dice: Yo Soy; no temáis.
 
Ahora, ¿a que le temes?  Si eres de Jesús, confía.  Obedece.  Toma riesgos naufragando para Jesús y siempre recuerda que nada ni nadie te puede separar de su amor (Rom 8:39).  Por eso Jesus te dice hoy: Yo Soy; no temáis.
 
Que la gracia de Jesús, el amor de Dios Padre, y la comunión del Espíritu Santo remueva todo temor de nuestra vida.  Amen.

BIENAVENTURADOS

6/11/2018

 
A veces pienso que los seres humanos no reconocemos lo mucho que Dios nos ama.  Y ese amor es tan extenso que Dios nos brinda grandes libertades; libertades que tienen primordialmente por propósito que le amemos de una forma reciproca.  Y dentro del amor de Dios y las libertades que Dios nos extiende, el Soberanos Creador nos brinda la libertad de escoger.  Todos escogemos.  Todos tomamos decisiones diariamente por nuestro propia voluntad.  Y a todos Dios nos ha permitido el escoger uno de dos caminos: el camino del justo o el camino del malo.
 
Cuando contemplamos el Salmo 1 – el Salmo que nos introduce al libro de adoración, la Palabra nos dice que existen unos que eligen un camino que les lleva a bienaventuranza, a felicidad, gozo, y prosperidad.  Estos bienaventurados son los que no andan en consejos de malos, si andan en caminos de pecadores, ni se sientan en lugares de encarecedores – aquellos burladores que juzgan indebidamente, y aquellos que se deleitan en la ley de Jehová y meditan en ella día y noche.  A estos el Salmo promete darle aguas refrescantes, que así como a un árbol, lo mantiene nutrido.  A estos el Salmo promete el sostenerlos para que nunca experimenten sequia que les marchite.  A estos el Salmo promete el prosperarles en todos sus caminos.  Que bendecidos son aquellos que se deleitan en la ley de Jehová y meditan constantemente en ella.
 
Sin embargo, el Salmo también da gran advertencia.  Los malos, aquellos que hacen lo opuesto a los justos y caminan en pecado, serán aventados como la pajilla y serán encontrados culpables en el juicio final. Para estos, la congregación misma será el testigo principal del fiscal acusador.  Y no hay forma que estos malos puedan escapar su debida paga: Jehová conoce el camino de los justos y a los perversos les permitirá perecer.
 
Este Salmo es una buena noticia si eres creyente.  Porque como creyente tu caminar tiene que ser marcado por una vida que no peca y que se deleita en la ley de Jehová y medita en ella todo el tiempo.  Si vives en la familia de Dios, a la cual se entra solamente por Jesús, el Pastor que guarda el redil, serás bienaventurado.  Regocíjate.  Adórale por tus libertades.  Y disfrútate de la bendición de prosperar en el Señor.  Medita en esto, día y noche.

LA GLORIA DE LA ASCENCIÓN

5/12/2018

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Hay mucho que se pudiera decir de la ascensión de nuestro Señor Jesucristo.  Lamentablemente, en los círculos protestantes no mucho se dice.  Nos enfocamos tanto en el nacimiento, la muerte, y la resurrección de Jesús, que se nos olvida que sin la ascensión la obra de Jesús no hubiese sido completa.  Y aunque las fiestas arriba mencionadas son sumamente importante, Jesús no vino para estar físicamente presente en la tierra por siempre.  Después de treinta y tres años, todo fue consumado.  La obra salvífica de Jesús de Nazaret a beneficio del hombre encontró su perfecta conclusión.  Por lo tanto, Jesús tenia que ascender.  Jesús tenia que retornar al Padre que tan costosamente le envío para que “todo aquel que en el crea no se pierda mas tenga vida eternal” (Juan 3:16)
 
Ahora pues, ¿Qué es lo glorioso de la ascensión?  Solo quiero presentarte tres puntos breves para que reflexiones.
 
La ascensión permitió la venida del Espíritu Santo.  Jesús mismo dijo que esto era necesario.   “Pero yo os digo la verdad: Os conviene que yo me vaya; porque si no me fuera, el Consolador no vendría a vosotros; mas si me fuere, os lo enviaré” (Juan 16:7).  Jesús, por su restricción física estaba limitado a un lugar, a manifestarse de una manera, y a una persona a la vez.  Pero a través de Su Espíritu ahora Jesús esta presente en todo lugar y en toda persona que es habitada por Su Espíritu.  ¿No es esto glorioso? 

La ascensión llevo a Jesús a la diestra de Dios donde es nuestro Mediador y Sustentador.  Jesús no solo murió en una cruz y se levanto de la tumba.  Jesús abroga por nosotros.  Jesús intercede por nosotros.  Jesús ora por nosotros.  Jesús es el líder de nuestra adoración frente a Dios Padre.  Y todo es posible porque esta sentado en Su trono a la diestra del Padre.  ¿No es esto glorioso?
 
La ascensión nos da esperanza.  Mientras los discípulos miraban al cielo  dos ángeles se les aparecen y les dicen que, “Este mismo Jesús, que ha sido tomado de vosotros al cielo, así vendrá como le habéis visto ir al cielo” (Hec 1:10-11).  Ellos afirmaron que la partida de Jesús era temporera.  Después del tiempo determinado por Dios, Jesús vendrá y Su obra será totalmente consumada cuando la novia ataviada y pura le será presentada.  Y Dios “enjugará toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron” (Apo 21:4).  ¿No es esto glorioso? 

​Hay mucho mas que pudiéramos decir de la ascensión.  Pero el hecho de que por ella el Espíritu vino, Jesús intercede, y vivimos en la esperanza de la venida de nuestro Bendito Señor es demasiado glorioso para mi.  Y le oro a Dios lo sea para ti.  
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El DISCIPULO AMA A JESÚS

5/7/2018

 
​Podríamos pensar que en su encuentro con Pedro al lado del mar de Tiberias después de su resurrección, Jesús hubiera demandado de Pedro fidelidad, compromiso, buenas obras, u otro tipo de acto que dejara claro que el pecado de negar a Jesús había quedado en el pasado.  Sin embargo, lo que Jesús hizo fue preguntarle a Pedro tres veces si le amaba.  Simón, hijo de Jonás, ¿Me amas mas que estos?  ¿Me amas?  ¿Me amas?  (Juan 21:15, 16, 17).  Pedro, el que había llorado amargamente la noche que negó a su Maestro (Mateo 26:75), tres veces le dice a Jesús, “Tu sabes que te amo.” 
 
Seria el amor a Jesús lo que guiaría a Pedro en su ministerio; ministerio donde apacentaría corderos, pastorearía ovejas, y apacentaría ovejas del rebaño de Jesús (Juan 21:15, 16, 17).  Seria el amor a Jesús lo que llevaría a Pedro a ser ceñido por otros y por lo cual extendería sus manos en martirio (Juan 21:16).  Y seria amor la principal razón por la cual Pedro tenia que seguir a Jesús sin importar lo que suceda con otros.  Era amor, amor por Jesús.  Era amor, amor por Aquel que se dio en una cruz así demostrando tan perfecto amor.  Era amor, amor por el Mesías que vino y recató al miserable pecador de su tragedia infernal.  “En esto hemos conocido el amor, en que el puso su vida por nosotros” (1 Juan 3:16). 
 
El amor a Jesús es lo que separa al Cristiano de aquellos que no conocen la gracia de Dios.  Es el amor a Jesús lo que distingue al discípulo de los curiosos que atienden nuestras iglesias.  Es el amor a Jesús lo que nos motiva a marchar en caminos de sumisión, santidad y servicio.  Se trata del bendito amor.  ¿Amas a Jesús?  Mi oración es que sea así, porque el verdadero discípulo ama a Jesús. 
 
Dios te bendiga con su amor.

    Reflexiones del
    Pastor


    Romanos 12:1

    "No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta."

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